miércoles, 15 de enero de 2014

Herman@s, el futuro distópico ya está aquí...

Lo predijeron Orwell y Huxley desde sus respectivos -aunque complementarios- puntos de vista. Vivimos al borde del (im)perfecto futuro distópico donde ya todo esté controlado por una casta superior que imponga su ley sobre la colonia de hormigas obreras. Por lo menos, vienen detectándose señales de que, al menos en España, nos acercamos peligrosamente a ello.
Hay una buena parte de la sociedad que, como en '1984', parece alienada a través de la amenaza, la represión, el miedo o el simple absentismo; se trata de los conformistas o subyugados del 'conmigo o contra mí' tan propio -por desgracia- de este país cainita y guerracivilista. Hay seis millones de parados a los que no se les oye; la mayoría, porque no se mueven de sus casas, y el resto, porque los medios de comunicación de masas no muestran sus movilizaciones. Otros, en cambio, viven adocenados en su pequeñoburguesismo, plácidos en una falsa realidad como la de 'Un mundo feliz', ansiosos de una nueva entrega de 'Sálvame De Luxe' o del clásico futbolero por excelencia, todo con tal de no mirar hacia los lados y descubrir la vergonzosa realidad.

Pero aquí nadie se mueve, oigan. En España rozamos la antiutopía cuando permitimos que los delitos de la "casta superior" prescriban, y que los que lleguen a juzgados se sobresean, y que los pocos que se condenan acaben indultados... por esa misma casta superior. ¿Es o no curiosamente distópico el silencio cómplice de la masa ante algunas cosas que ya están pasando? ¿Soy yo o alguien más piensa que estamos apuntando a un posible futuro -muy cercano- que no me gusta nada?
En los últimos dos años y en materia de derechos sociales, laborales y civiles, en España hemos retrocedido hasta los años 80. La mayoría de los trabajadores tiene menos coberturas médicas y legales que hace treinta años. Los sindicatos son una pantomima de lo que deberían ser. La educación que reciben nuestros escolares es de las peores de Europa según muestran sus resultados a nivel estadístico. La inversión en investigación es casi inexistente. Y los impuestos siguen creciendo sin control. A consecuencia de todo ello, la juventud española se ve obligada -como sus abuelos- a emigrar para buscarse la vida en Alemania o Reino Unido preferentemente. Pero -insisto- aquí no pasa nada, básicamente porque dentro de dos meses serán Fallas, en tres la Feria de Abril y en seis los Sanfermines; y en ese lapso habrá habido un par de 'partidos del siglo' y alguna corrida -torera, claro está- que sigan anestesiando al personal.

¿Gamonal? Sí, lo de Burgos es ejemplarizante sobre cómo la ciudadanía debe reclamar y exigir sus derechos en las calles, pero mucho me temo que se quede en algo anecdótico cuando la visión que dan los medios y algunos cargos públicos es de violencia rayana en lo terrorista.

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