viernes, 26 de octubre de 2012

Suicidios: la crisis que no se ve

Desde el punto de vista informativo, las noticias acerca de suicidios siempre se han silenciado o maquillado amablemente para no provocar lo que los expertos denominan 'efecto llamada', es decir, que se tome a los suicidas como ejemplo por su trascendencia mediática y se repitan o popularicen casos semejantes. Nunca he estado muy de acuerdo con esta tesis, pues silenciar una información no va con mis planteamientos periodísticos, amén de que se supone (como el valor en la extinta 'mili') que el destinatario de la información es lo suficientemente inteligente como para discernir sobre la misma. En fin. Ello, en plena era tecnológica 3.0 es, incluso, imposible y contraproducente para los propios medios, puesto que las redes sociales les han sobrepasado en cuanto a flujo y cantidad de información de todo tipo, con el peligro que ello supone en la merma de calidad. Negar la evidencia es de bárbaros (o áurigas, que diría Trecet), luego seguir silenciando los casos de suicidio por culpa de la crisis en los medios 'tradicionales' no sólo es una estupidez editorial sino que, además, deja a estos a los pies de los caballos por ocultar información sobre la que ya se está hablando en la calle e internet. Los últimos casos acaecidos en España me han hecho consultar datos y estadísticas y resulta que, evidentemente, se han incrementado los casos de suicidios en todas las Comunidades Autónomas -luego también en España aunque se niegue ya que por ley no se publican cifras desde 2006- y también que de los nueve casos diarios que se registran en nuestro país, un tercio es a consecuencia directa de la crisis. Nueve suicidas al día es bastante más que la cifra de víctimas mortales en accidentes de tráfico en el mismo periodo, y la estadística sólo recoge a los que lo consiguen, no a los otros 15-20 que lo intentan a diario, luego alrededor de treinta personas desean quitarse la vida cada jornada en España. Dramático.
Pero imaginemos por un momento que en vez de suicidios hablamos de violencia de género o xenofobia: Nueve casos al día (más de 3.000 al año) nos parecería una auténtica barbaridad, de hecho siendo muchísimos menos se les concede a nivel mediático una trascendencia inusitada y ahí nadie habla del posible 'efecto llamada' sobre la población. El pacato sentido del pudor católico con el que se ha educado y que constriñe a este país hace que callemos ante el suicida pero gritemos ante el maltratador, y que incluso no nos interesen las causas del primero mientras que desglosamos y analizamos las del segundo. Y, por desgracia, incluso asimilamos con cierta naturalidad que en ambos casos se trata de enfermos mentales.
Pues bien, la crisis que no se ve, la silenciosa, la del cabeza de familia que se lanza por una ventana cuando van a ejecutar un desahucio, la del jubilado que prefiere morir porque no le llega con la pensión para comprar sus tratamientos médicos o la de la madre que se lanza ante un tren en marcha porque no puede dar de comer a sus hijos, esa crisis, ya ha llegado, y sigo pensando que el silencio (informativo y social) es mucho peor y mata mucho más que el propio hecho de suicidarse.
NOTA: La imagen que ilustra el post es de 'Alerta Digital'.