jueves, 7 de noviembre de 2013

RTVV: Del secuestro al asesinato


Lo reconozco abiertamente: anoche lloré viendo los resúmenes de Canal 9 sobre su historia y -sobre todo- escuchando 'La Taula' de Ràdio Nou. Hacía tiempo que no lo hacía, y esa suerte de catarsis emocional quizá fue sólo la empatía por un grupo de grandes profesionales a los que van a silenciar junto al soporte desde el que emitían. Lloré por pena, lloré por rabia, lloré por solidaridad. Lloré porque bajo el periodista también hay un ser humano. Me vinieron a la mente las últimas semanas vividas en Antena 3 Radio Valencia en 1994, cuando la ilegal -hay sentencia del Supremo- OPA hostil encubierta del Grupo PRISA firmaba el despido de más de 600 personas en toda España, incluido el que os escribe. En un ambiente depresivo y lacrimoso se seguía ante el micrófono por pura responsabilidad profesional y respeto a los oyentes, que aún nos hacían líderes a nivel nacional, autonómico y local. El 'Antenicidio', se llegó a calificar con los años aquella maquiavélica maniobra empresarial que en 2000 condenó la Justicia. Aquello no fue una muerte. Fue un asesinato.
Exactamente igual que RTVV. No muere. La matan. Aunque en este caso concurre la agravante del secuestro y tortura previos a la ejecución... durante 20 años. Si eso no es crueldad... Mi opinión ya quedó bastante clara hace año y medio en 'Canal 9: Entre todos la mataron...', por eso hoy no escribe el periodista, sino la persona. Y en estas dos décadas he vivido y me han contado demasiadas cosas 'desde dentro' -que todos en el sector sabíamos, no nos engañemos- que a veces me han avergonzado, otras cabreado y casi todas indignado. Ver la progresión pseudoprofesional de determinados 'tipos' cuyo único mérito es ser amigo o familiar de, por ejemplo, y en cantidad ingente a lo largo de dos décadas, por cierto. Enterarte de lo que cobraba tal o cual productora 'afín' por producir auténticos bodrios que se emitían de madrugada y no veía casi nadie. Saber cómo se le daba un 'tiro en la nuca' profesional a 'elementos desafectos' al régimen de terror editorial impuesto desde la Plaza de Manises, o cómo se premiaba a los delatores y/o ratas infectas que pululaban por los pasillos del edificio de Burjassot o los de Blasco Ibáñez. Sufrir viendo cómo a amigos muy cercanos y correctísimos profesionales los desterraban en la programación por las filias y fobias de acomplejados cercanos a la megalomanía. Vivir despliegues a eventos de primer orden informativo que escondían gastos -que yo sabía que lo que gastaban ellos lo iba a pagar yo parcialmente de mis impuestos- para nada relacionados con el trabajo que se iba a efectuar. Y todo eso, en veinte años en los que el Grupo RTVV ha sido utilizado como mero aparato propagandístico al servicio de varios Gobiernos de un mismo partido.
La palabra "manipulación" se me queda muy corta ante todo lo ocurrido, porque no sólo se ha prostituido la visión de la realidad a/de todo un pueblo, conculcando gravemente el derecho a la información pública libre e independiente de los valencianos. Se ha envenenado a sabiendas el sentir del propio pueblo hacia una RTVV que en 1995 copaba el 26 por ciento de la audiencia y el cariño de la gente y ahora, antes de su anuncio de ejecución, apenas rozaba el 3 -cuanto más propaganda y bodrios de amiguetes, menos audiencia, y aún así seguían-. Ahora, con el muerto ya en al ataúd -y perdonadme la crudeza- parece resurgir una ola de cariño, y me alegra, pero tengo la certeza de que sólo nos resta por saber la fecha del funeral.